Uno siete del 2019

Yo comienzo contándole una historia.

A eso le pongo algo personal mío. Entre más educativo, mejor. Lo presento al principio, le meto un poco de mi producto en el medio (como un sánguche) y lo cierro con un call-to-action.

No le voy a hacer eso. Es la diferencia, por un lado, de escribir un blog comercial y otro por placer. Mucho más distinto, aún, si se hace por necesidad pelada al viento. Es mi única promesa, a veces.

Un arrepentimiento

Subir a escena tras el intento de suicidio de una persona a quien amaba. Pelarse el alma en el concierto de música de alguien que quería hacer pasar a su audiencia un momento tuanis. Es como pelarse el rabo escénico, pero no de la forma más grata. Quizás. Es una de las realidades.

Sobre el cuido de lo que se pone en escena

Entonces

¿Me importa, realmente? Hablar sobre esto. 

Parte de mí: Otra

Luego pensaba en las diversas personas que he sido. Y en cómo eso va cambiando con el tiempo. ¿Quién era mi madre? le pregunto, a veces. Dice Jimena que puso mi máma que se queda con muchos pensamientos tras nuestra ida a visitarla. ¿Usted sabe lo que me significa eso? Algo dijo sobre el hecho de que hago preguntas y que algunas se quedan sin respuestas. Y yo pienso: "Mirá. Y yo volviendo gente loca en la U con la preguntadera, también" Digo, no es como que yo no haya entendido ya que mis preguntas le joden a la gente.

NO SE TRATA DE ESO. 

Paso diciendo. Se trata de esto o lo otro o lo que sea.

¿Qué se yo de qué se trata nada? Una máscara más al viento. O encima. A veces hay que preguntarse.

--- CAMBIO DE CAPÍTULO ---

Venía el otro día en el carro por el desierto y logré ver el Gran Cañón, finalmente. Estoy conmovidísima, porque venirnos en carro desde Vegas pasando por San Francisco y luego sobre la carretera 1 de este lado ha significado un viaje inesperado, pero bellísimo y planeado/anticipado en el cual me he perdido en la belleza de lo que significa estar viva. 

Estoy entre agradecida y totalmente honrada con la vida por ser tan amplísima. 

Se supone que vienen nuevos paradigmas. Nuevas formas de concebir el mundo. Supuestamente el vivir de maneras distintas es parte de eso. 

Ahorita estoy en un brete que es el trabajo de mis sueños. Mi "dream job," decía. Breteo escribiendo, en un compedio de tantas cosas que me componen (como el mundo de las start-ups desde la escritura y el acceso remoto que me dejan hacer mi brete, bien-por mi cuenta-independiente y auto-suficiente- desde cualquier lado del planeta) mientras me siento con mi sobrina o madre, amigues o familiares (ojalá) a pasar los entretiempos, entre el brete pago y mi tiempo oficial con ellxs. Que pueden ser los mismos, resulta, porque co-habitan en un mismo espacio como realidades forjadas que rompen con lo utópico como un mal esfuerzo de algo y lo instauran en el sistema diario de realidades forjadas que habito hoy, por dicha. 

Hoy también hablaba con una señora bellísima sobre migraciones, Estados Unidos y el mundo. Sobre todo, sobre Costa Rica le hablaba yo. Fabricio y Latinoamérica; su presidente actual, el mío y los que han venido antes. Era una conversación sobre política como la tendría una en Boston, pero en la costa oeste de los EEUU. Y nos dábamos cuenta de lo mucho que en algún momento del camino el cerebro deja de analizar aquello que le pareciera difícil de concebir. Y lo liberador que es pensar utópicamente detrás de todos esos bloqueos para poder tratar de concebir, literalmente, un nuevo mundo posible (aunque concluya en la evidente necesidad de un nuevo planeta por completo, pareciera) futurístico como suena o sea. 

Buenas noches.