Posts

Entrevista a Jorge Alfaro de Yale University sobre COVID-19

Image
En esta entrevista, converso con un compañerito de la escuela. Creo que a quienes conocemos así a alguien nunca se nos quitará esa idea. Pero este compañerito siempre ha sido un cerebro. Lo supimos desde pequeño. Y aunque mis recuentos serían amplios sobre las múltiples ocasiones en las que Jorge desde chico y adolescente demostró sus altas capacidades académicas y más adelante las profesionales, realmente es el fluir en el conversar con él lo que siempre me ha unido a un gracioso y supremamente humilde caballero. Uso esta última palabra porque sé que cualquiera estaría de acuerdo en definirle de esa forma - sí, de esos millenials deconstruidos, por dicha. Y, a la vez, mejor avancemos. Dejemos un poco la melancolía colegial y vamos hacia lo puntual de por qué lo entrevisto ahora. Siempre es más rico vivir en el presente, ¿no les parece? ¡Vamos! ¿Quién es Jorge Alfaro Murillo? Según el perfil de Jorge de la Escuela de Medicina de Yale , el "Dr. Alfaro-Murillo es un científi...

Over a bridge we go running

I don't think I've been too much of a resident Anywhere I keep tumbling from person or place to another. "You're not Müller," she said to me. Know what? You're no genius, either; and yet, you are! I can acknowledge that as much as the next guy. An artisan, I would say. <Comprehend her words out of there.> A glimpse, she said. Taking a look at the darker side. Casting light over the shadows... Yet, here I sit. Letting my head go. Feeling the swoop as we hit the turmoil. I miss her accent, sometimes. Fresh smell of Iranian wisdom in the undertones of her dark! skin. "Sweep," I say. That might be what caused it. I've never slept enough to know. The Shiraz on a palate, colored as the inner doings of my recent regrets. Not telling you that I love you. I can't swear by it and I don't know where this takes me. "Am I delirious?," I asked. Not as quickly as we saw her coming, rushedly out of my refle...

Mama cumple 70

Necesito escribir o ardo. Arriba mi madre sentada, entre 6 mujeres más, tomando café para celebrar sus 70. Menopausia, agresiones, abortos, maridos, noviazgos...¡cuanta cosa se pueda imaginar en un café entre brujas! Blancas, se dicen; cuando relatan sobre mi abuela, las vecinas, todas esas figurillas de Escazú. No se trata de echarme flores, pero llevo días intensos de estar encerradx con ella. En esta casa, aprovechando que la tengo porque no sé, realmente, lo que es vivir con ella bajo un mismo techo, menos en esta casa que me vio nacer. Extraño, si lo piensa, porque sé lo que se siente entrar a su casa en Vegas y las mañas que tiene al levantar la maleta de un cuarto a otro de un hotel. Pero dudo, al pensarle durmiendo aquí tranquila, si muy en el fondo le molesto. Si quisiera mejor, ella también, no tenerme tan cerca. Es un sentido de algo que llaman "inadequacy" en inglés, lo que siento, cuando sé que bien no tengo con ella una relación similar a la que creo comp...

Aprendizajes que llevo

Juro a veces llorar de alegría. He preferido últimamente eso. Aunque sean los diversos dolores los que me lleven a las lágrimas, llevo tiempo de sentir el agridulce nudo en la garganta conforme expelo sentires de bendición por el ahora sumados con angustias propias de una mente en el recuerdo. Familias completas se mueven frente a mí. Las veo pasear, juntas en sus buses, botes, lanchas, los parques de estadíos en los que pasan su evolución. Luego veo a mi madre, sentada en un sillón, por allá. La sala de la casa en donde viví mi infancia alberga las esencias de quienes han sido abusivxs en ella; y eso circula. Yo lo muevo hasta que sane, no sin reconocer el brete de mi hermano primero. El de sus hijxs, niñes adoptades en mi alma como la respuesta de aquelles seres del hospicio que nunca llegaron a esa misma sala de mi casa en la cual tanto les sueño. Yo sueño con orfanatos que no sean eso. Sueño con hogares de personas sobrevivientes que reciben amor. Vamos a retomar La Semilla,...

Antes de partir de nuevo - Notas antes de salir al sur...

El otro día bajaba tarde de casa hacia algún lado cuando vi a un muchacho tremendamente flaco empujando una van por media calle. No duré mucho en dejar la moto mal parqueada al lado de la carretera y salir corriendo, con el casco puesto, a empujar a su lado.  Adentro, varixs niñxs ampliamente llenxs de vida gritaban y se carcajeaban ante la sorpresa de lo que estaban viviendo.  No sólo empujábamos a una señora un tanto mayor, quien manejaba la microbus, sino que también impulsábamos al menos unos 12 a 20 niñes que gritaban en múltiples euforias tras las camisas blancas de sus uniformes de escuela.  “Soy clown,” me repito; une clown que empuja niñes en un casco, aunque fuera. A pesar del calor y la ridiculez que implica ni siquiera tomar un segundo para quitarme ese chunche, también recordé que dejarme el casco puesto casi siempre implica que me lean en masculino.  N o me gusta para nada las inclinaciones en "o" para referirse a nada de lo que hago, pe...

Retazos de cerebro - Escrito 2 de una noche en fuga

Juro escribir a veces en cuestiones de segundos. Si no hay flujo, no hay historia. Nada que contar. Sé que el vertir en palabras dijera necesitar un impulso marinado; como un buen vino, le llaman. Las analogías siempre me han parecido un truco peligroso. Que una idea concuerde o sea imaginable en el proceso no hace de ella la mejor comparación conceptual de fondo. Sé que pareciera que miento con el cómo me presento al mundo; con la organicidad en las huellas inclusive cuando me estoy engañando. Cada ángulo lo aceptamos como un cambio en la mirada y perspectiva; sin embargo, así esperamos también que la gente permanezca en la visión primera que tenemos de elles. Negamos a aceptar que es nuestra mirada la que fundamenta las decepciones. No soy yo quien le veo a usted diferente a como usted se muestra, pensamos con prepotencia. Es usted quien no cumple a cabalidad la manera en la que se presenta. "Incongruencias" Aceptar que me llame y a la vez me ignore. Que me sile...

Mientras mi esposa cuida gatos

Estoy yo, merodeando la casa. Hechas viviendas de los pensamientos, camino así hacia mí misme. El caminar, mi única herramienta física; aunada al correr, según la cual siento mis pies absorber las energías que sólo los caballos me transmiten sobre ellos. Veo a un hombre haciendo piques; chilillo en mano saliendo de la cantina. "A mí no me gustan los que toman", le digo. "Esos que van colgando del estribo mientras el caballo mete horas de estarle esperando." "No todos son así", se defiende. La verdad es que yo no sé si le creo, porque todo eso de alguna forma son decisiones. Muchas angustias puestas juntas y un ardor de la efervescencia que recorre sus venas cada vez que ve su voluntad impedida, me imagino. ¿Será eso lo que sienten las personas? Atribuido a "los hombres" niego jamás el nunca sentir de la sangre hirviendo. Cuando me dicen "puta" o "ramera" La verdad es que yo siento. Lo que hago. Lo que digo. Nada de ...