Hola! Volviendo a mí con ustedes.
En algún momento dejé de escribir. Eso fue ya hace un año. Dejé de publicar hace dos, aunque aún escribiera hace un año, año y medio. ¿Sabe qué también empezó hace casi la misma cantidad de tiempo desde que dejé de escribir aquí? Empecé a escribir para otra gente. A venderle los negocios, volver a redactarle los documentos de ventas, analizar sus páginas web, hacerle cada escrito... En el proceso, mi escritura personal inevitablemente quedó de lado. Más que eso, empecé procesos fuertes. Dolorosos. De muchísimo entrenamiento. Y hay muy poco de eso de lo cual puedo hablar, realmente. ¡Es curioso! A mí me parece a veces que moriré con la garganta punzada, con todo el aparato fonador tomado y carcomido o poseído de todo lo que callo. Cualquiera diría que no me guardo nada, lo cual también es cierto. No hay ni una ni otra cosa absoluta. Si algo he aprendido con el tiempo es que, más allá de las dualidades, lo que existe cae siempre en un enorme espectro. Hay un cúmulo de verdades, toda