El preludio a una taza de té un jueves por la noche
Conforme me siento a disfrutar una taza de té de lavanda y jazmín, no puedo evitar soñar despierta con el deseo de que alguien me ponga un mensaje en el cual me comparte algo fascinante sobre pintura, arte, alguna cultura sobre la cual no escuchamos tradicionalmente en el cotidiano del Occidente o algo que sencillamente me atrape. Una de las bellezas de tener tés sueltos es poder hacer esas combinaciones que van de la mano con el humor del momento. Es un estar peculiar el de tener las ganas y el disfrute, junto con el provecho, de sentarse a tomarse una tacita de té. Realmente me parece uno de los enormes placeres de la vida estar en ese punto. Pienso por unos segundos contestar el espacio perennemente vacío de Facebook que me pregunta qué estoy pensando con algo como "¿Alguien me quiere y puede poner un mensaje en Facebook para compartirme algo sobre lo cual no haya podido conversar últimamente?" Luego recuerdo que la gente lo que hace es dar like, ignorar, comentar y seg...